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17.1.2009 DIA 1.¡Partimos!
Estábamos en Sudamérica, en Chile, en Araucanía Andina, y nuestra base de
expediciones era la Hostería Suizandina en Malalcahuello. Aquí nos vino a
buscar Uta. A ella le debemos la organización de nuestro viaje. El camino
pasa por el túnel más largo de Sudamérica, con poco menos de 5 km. En la
estación de peaje el trato es familiar, todos conocidos. Pocos kilómetros
pasado el túnel la primera parada: nos bajamos y subimos al Mirador de la
Sierra Nevada, con hermosa vista al glaciar del volcán extinguido.
Luego pasamos de visita a casa de Uta. La casa antigua de colonos es
sencilla pero sólida y equipada en forma muy práctica. En la cocina una mesa
grande con una torta de cumpleaños. Ursula, la hija menor de Uta, tiene
cumpleaños. Aceptamos la invitación, pero debemos seguir de viaje muy pronto.
En el camino Uta nos relata aspectos que vale la pena saber sobre la zona.
Así nos cuenta que en el valle de Lonquimay se cría mucho ganado de alto valor,
que sin embargo por el reducido tamaño de la producción no es fácil de
comercializar. El ferrocarril murió a causa de su ineficiencia. Intentos que
ha habido hasta ahora para instalar infraestructura turística en su abandonado
trazado (ciclovías, senderos de trekking) generalmente fracasaron. Esto es una
pena, la zona es muy bella, y de fácil acceso para el turista.
Hacemos una corta parada en la Hostería Donde Juancho en Lonquimay. Parte de
la Hostería es un cuidado restaurante. La tentación es grande de quedarse, pero
debemos avanzar, hoy ya estamos invitados a almorzar.
Después de Lonquimay termina para nosotros el mundo como lo conocemos - estamos
fuera. Primero 50 Km de camino de ripio de una sola pista a lo largo del Río Bío
Bío.De vez en cuando una casa. No se ve un alma. Desde que el Bío Bío está
interrumpido por represas, ya no hay actividades de rafting, sin embargo parece atractivo para
practicar kayak y pesca. En la zona viven mapuche y no-mapuche, que aún no han
abandonado la vida nómade del todo.
Cruzamos el Bío Bío y subimos por el valle del Río Ránquil.
Uta nos cuenta que nuestro guía Patricio y su tío Jorge sufren la envidia de sus
vecinos por haber encontrado en el turismo una entrada adicional. Jorge nos
acompañará a la montaña. Patricio trabaja jornada completa en la Municipalidad y nos
llevará provisiones cada tres días. En el camino llevamos a dos peatones. El camino
es largo y polvoriento. Aquí unos se ayudan a otros.
Llegamos a la casa de Jorge. Inmediatamente nos sentimos acogidos.
Todos están expectantes de conocernos, quieren hablar con nosotros, pero no
entendemos ni una palabra. Primero que nada porque nuestro español es deficiente,
pero por sobre todo las personas aquí hablan un dialecto muy propio. Menos mal
que Uta nos acompaña y traduce.
¿Quién dijo que el chivo tiene un sabor fuerte? El que nos sirven al almuerzo,
¡está exquisito! Chivo asado, ensalada, pan, betarraga y de postre habas. Para
finalizar nos inician en la ceremonia del mate, eso funciona así: el anfitrión
llena la taza con hojas de té y azúcar, le introduce una bombilla de metal, la
llena con agua caliente y toma primero. Luego va rellenando permanentemente con
azúcar y agua caliente a medida que la taza da la vuelta entre los comensales.
El que ha tomado suficiente, agradece expresamente al anfitrión. Sin haber estado
plenamente conscientes de ello, hemos aprobado la prueba de ingreso para nuestra
aventura de montaña. Nos podremos entender.
La excursión parte de la casa de la veranada de Jorge. El se adelanta a caballo
con el carguero de tiro.
Nosotros lo seguimos en la camioneta.
Durante el trayecto pasamos a conocer la casa y la huerta de Patricio. Se usa
abono biológico, claro, los centros comerciales para comprar abono sintético quedan
demasiado lejos. Luego seguimos a Internet. No que tengamos señal por acá, pero
vamos a poder admirar la cosecha de pasto con la carreta de bueyes de la página
de Internet de Patricio, pero ahora en vivo.
Finalmente llegamos a la casa de la veranada. Desempacar, conversar. ¿Estirar las
piernas? No, debemos ir a la estación móvil de la policía. Quien transita por los
territorios fronterizos, debe registrarse.
Después de concluir los trámites aprovechamos nuestra nueva libertad para pasear
hasta el río Ránquil. El agua está suficientemente tibia para bañarse.
Metemos solo los pies y nos relajamos. Después de un momento las aguas se empiezan
a mover. Las truchas se acostumbraron a nosotros y siguen su rutina diaria. En un
pozón de 100 m2 saltan las truchas con el ritmo de segundos. Eso yo no lo había
presenciado nunca. No es que aquí no haya cuervos, las aves odiadas por los pescadores
europeos, pero mientras no aparezcan en bandadas, parecen no hacer peligrar la población
de truchas.
Armar carpa, cenar, dormir.
18.1.2009 DIA 2. Tenemos demasiado equipaje. Es increíble cuántas cosas no vamos a
ocupar, y la yegua Perlita va a llevar sólo nuestro bolso, nuestro saco marinero lleno
de colchonetas y sacos de dormir y el bolso de la comida. El resto se queda o lo debemos
portar nosotros.
Partimos.
¿Cómo? Valencita también va? En realidad queríamos sólo la comida, podríamos haber
cocinado nosotros…¿Cómo les vamos a quitar la madre a los hijos? Pero no hay tiempo para
reflexionar.
La perspectiva de ser usada por 14 días como carguera, mientras los demás caballos talan el
potrero, no le parece atractiva a Perlita. Después de 100 m de viaje entiendo por primera vez
cabalmente por qué habría sido una idea muy inútil haber partido solos con el caballo y sin guía.
Jorge es guía certificado. Parte de la capacitación incluyó el cómo se debe cargar un carguero.
El equipaje se amarra de tal manera que en caso de emergencia se suelta, resbala hacia abajo y
bloquea las patas del caballo. No hay malas palabras, el equipaje es vuelto a cargar
consecuentemente y seguimos camino.
Doblamos hacia un valle lateral. El camino es transitable - pero tanto polvo. Por años miles de
cascos han molido cada porción de suelo del camino quedando este polvo que nos llega a los
tobillos.
Antes de empezar a transpirar por primera vez, tomamos conciencia: Hemos traído demasiadas
cosas - cambiarse no tiene sentido - después de 30 minutos todo va a estar empolvado. Nos compensa
el hermoso paisaje y el cielo que brilla de un intenso azul.
Qué bueno, que tuvimos algunos días previos para aclimatarnos. Si no estaríamos con insolación.
Subimos por el valle, paramos repetidas veces a la sombra de las araucarias, luego llegamos al
Valle de Pulul.
Aquí parece que estamos en Jurassic Park. Grandes manadas de animales que corren libres por el
valle, en las laderas hay araucarias, en el aire vemos bandadas de aves desconocidas. Bien, son
sólo vacas las que pastan aquí, pero son vacas verdaderas, y las bandurrias nos van a acompañar
durante todo el viaje sin que nos vayamos a cansar de admirarlas.
La Perla parece haberse resignado a su destino. Cerca hay un refugio de pastores - ahí paramos.
Como todos estos refugios se encuentran cerca de una vertiente limpia, podemos tomar té. Apenas
llegamos al refugio, aparecen dos jinetes en la lejanía. Visitantes son una bienvenida interrupción
de la rutina en el valle.
Después de un corto ponerse al día con los arrieros seguimos viaje. Después de adicionales
dos horas llegamos a nuestra meta del día ubicada río abajo. Lamentablemente un rebaño de vacas
llegó antes que nosotros (bostas por doquier) - o quizás siempre estuvieron ahí. Parece ser la
ley de la selva: o ocupas un lugar o te echan. Ramona aún no es tan hábil como torera. Pero bueno,
nos acompaña un perro… increíblemente, Guardián, que es tan tímido frente a personas desconocidas,
aquí demuestra su valentía. ¿Y aquí vamos a acampar? No nos lo podemos imaginar muy bien. "El terreno
es tan irregular, no podemos avanzar otro poco? La pradera de camping a orillas del río no es
alternativa - ahí no hay vertiente.
Por suerte hay un refugio de pastores cerca. Pero también ahí las vacas van a reclamar su territorio,
y Guardián va a pasar ocupado toda la noche dilucidando quién manda aquí.
Sin embargo todavía hay sol, y Jorge va a la cascada para demostrarme la pesca de truchas por medio
de la variante de la tarra de Nescafé.
Yo me había hecho el propósito para estas vacaciones de no aburrir a Ramona con mi afición
a la pesca. Por lo tanto había dejado todos mis aperos de pesca en el armario en casa. Antes
de la partida sin embargo Jorge me había pasado una sólida caña. Las truchas van a tener harto
tiempo para reírse de mí por el lazo con el cual las pretendo pescar. Igualmente Jorge tiene
montado sobre su tarra de Nescafé un hilo tan grueso, que parece más adecuado para sacar a una
anguila atrapada entre los obstáculos del fondo que para engañar a una trucha para que pique.
Estoy muy expectante. Conociendo más de cerca su uso, la tarra no es tan diferente del carrete
estacionario que se usa en Europa. El hilo se enrolla en forma normal sobre la tarra. La tapa
tiene una perforación alargada para poder agarrar la tarra por dentro con la mano. Al tirar,
se debe enfilar la tarra en la dirección de la tirada - el hilo se desenrolla fácilmente.
Al recuperar el hilo, se coloca la tarra perpendicular y se enrolla con la mano. Sólo hace falta
un poco de práctica. Jorge llega con la mano más lejos que yo con la caña.
No soy un novato en cuanto a la pesca, e interpreto que la carnada algo más pesada de Jorge aventaja
la elasticidad de mi caña. Pero no sólo vinimos a ensayar a tirar. Sin embargo de alguna manera me
alegro de que no pesquemos nada. Se habría venido abajo mi concepción del mundo si en un arroyo
de montaña transparente, sin camuflarnos y sólo con hilo café 0.40 hubiésemos pescado algo.
19.1.2009. DIA 3. El valle del Pulul se hace más angosto. Bajamos por un angosto sendero al borde de
la quebrada.
La Perla nos recordó nuevamente que no está de acuerdo con su destino y trató de tirarse cerro abajo,
mejor muerta que seguir siendo carguera. Jorge tuvo que hacer gala de todas sus fuerzas para evitar
que Perlita termine en el fondo de la quebrada. Nosotros estamos en el despoblado y dependemos
solamente de nosotros mismos. Ni pensar en qué pasaría con el carguero accidentado. Después de haber
salvado la situación, queda un solo camino - Adelante.
El valle se vuelve a ensanchar, bajamos al río.
El terreno es intransitable. Debemos cruzar varias veces el río. Solo en la primera ocasión nos
sacamos los zapatos. Seguimos a través de los quilantos hasta llegar a la entrada a la laguna
Mariñanco. El sol mientras tanto está tan fuerte, que no queremos pensar en seguir caminando.
También nos molestan los tábanos.
Después de almuerzo la siesta. Yo debo explorar la laguna. En la laguna hay truchas. Puedo
observar como varias siguen mi cordel, admirándolo pero por suerte siguen su camino - menos una,
muy inconsciente. Después de sacarla y ver que no iba a ser posible soltarla nuevamente, decido
no pescar más. Con este calor no se pueden guardar pescados. Para llegar al otro lado de la laguna
debemos cruzar nuevamente el río. Lo cual termina siendo bastante aventurero debido a lo pantanoso
del terreno.
A la salida de la laguna nuevamente somos considerados invasores por un rebaño de vacas.
No hay duda que este va a ser nuestro lugar de acampe, bordeado de majestuosas araucarias.
Es demasiado hermoso. Podríamos quedarnos más tiempo sin problemas. Nos instalamos, y para
la cena está la oportunidad de tratar de pescar algo. El desagüe de la laguna se ve ideal.
Veo algunos peces. Ahí mismo Jorge pesca con su tarra una trucha arcoiris de un kilo. Con
su hilo grueso y sin esconderse.
Con el mismo éxito sigue pescando en el lago. Mi concepción del mundo se viene abajo y la
cena está asegurada.
Tratando de ver si Ramona también podía pescar con la tarra, fracasamos enredados en el próximo
arbusto. Nunca más encontramos el spinner de Jorge.
Valencita cocina las truchas y cenamos exquisitamente. Disfrutamos la fogata y admiramos más
tarde por mucho rato el cielo estrellado y sin intervención de luces ajenas a él.
En la noche Guardián nuevamente tiene harto trabajo. Pero algo es diferente. Nunca lo habíamos
escuchado tan enojado. Debe haber algo más grande rondando. Jorge nos confirma a la mañana
siguiente que anduvo un puma cerca.
20.1.2009. DIA 4.- Qué pena, debemos continuar viaje. Foto de despedida con Señora Ramona, Jorge y
Perlita, al fondo la Laguna Mariñanco.
El camino hacia el valle vecino está bastante bueno. El sol pica. Consejo para equiparse: por
persona una camisa de manga larga de fácil lavado y un pañuelo de algodón al cuello.
Hacia mediodía llegamos a un puesto más grande. Rodeados de inmensas araucarias un refugio de mayor
tamaño y un corral.
En la sombra delante del refugio espera el caballo Napoleón de Patricio. Ha llegado la reposición
de alimentos. ¿Están todos bien? ¡Sí, por supuesto! Al lado del fuego nos espera medio chivo para
ser asado.
Mientras Patricio hace el asado, nosotros recorremos los entornos. Es bello este lugar. Las ramas de
las araucarias alcanzan casi hasta el suelo. Por fin podemos observar desde cerca una cabeza de piñones.
Estos árboles dan la sensación de antigüedad. No nos extrañaríamos realmente si apareciera entre
ellos una manada de mamuts.
El chivo está delicioso. ¡Siesta hasta las 16 horas! Patricio retorna llevando consigo la lista
de encargos. Apenas nos estiramos a descansar, comienza movimiento. Por primera y última vez durante
nuestro viaje encontramos turistas. Un caballero de Temuco contrató una cabalgata por tres días.
Encantados nos dejamos mostrar sus fotos, pero en cuanto a la oferta de vino la desechamos agradeciéndole.
Los jinetes traen un chivo cuyo futuro se ve negro.
A las 16 horas está carneado y es cuarteado profesionalmente. A pesar de que el entorno no lo
parece propiciar, el carneo se realiza con máxima pulcritud.
La Perla es descargada. Por alguna razón no seguiremos viaje hoy. ¿Será el tiempo que no convence?
Tenemos viento y aparecieron nubes. Bueno, nosotros disfrutamos la estancia. Antes que nada debemos
asear el prado.
Aquí no existe el sitio de camping estéril. El que no quiere bolitas de oveja delante de la
entrada de su carpa, tiene que barrer. Con una improvisada escoba de quila esto es posible.
Cerca de la puesta de sol llega una manada de caballos libremente y posa para nosotros
fotogénicamente delante de las araucarias.
21.1.2009. DIA 5.- Seguimos valle arriba en dirección al límite con Argentina. Coironales y
bosque mixto se intercalan. Al poco rato llegamos a una zona regada.
Nuestro nuevo anfitrión desvía el arroyo regularmente, para tener más pasto verde para sus cabras.
Eso tiene como consecuencia que debemos hervir nuestra agua para beber, además de colar los restos
orgánicos que en ella se encuentran.
Rápidamente armamos las carpas, y después de la siesta partimos sin equipaje a un paseo por el día.
Cruzamos el valle y llegamos a un hermoso valle lateral lleno de vacas y caballos pastando.
La vista nos recompensa por la bien sudada subida en pleno sol andino. La excursión iba a
llegar hasta el filo de los Andes, pero sencillamente hace demasiado calor para caminar.
Descansamos más arriba de las pasturas y renunciamos a los últimos metros de altura.
En eso aparece un punto negro en el cielo. ¿El Cóndor? No! Este visitante me enseña que el
autofoco de la cámara por supuesto que no puede hacer nada con pequeños puntos negros en
un cielo azul acero. Quien quiera que esté volando allí, que goce de la vista y de su libertad.
¿Qué le vamos a hacer? Vamos bajando. En el campamento aprovechamos de lavar ropa y bañarnos
en el estero.
Más tarde tenemos por primera vez la oportunidad de observar tranquilamente a los choroyes.
Hasta ahora solo los habíamos visto pasar volando, éste parece ser un lugar al que llegan.
También tenemos tiempo de cavilar sobre nuestra alimentación. Nuestra ración de marcha es
más que suficiente. Al almuerzo hubo pollo y a la once-comida el resto del chivo. Todo está
sabrosamente preparado, de tal manera que, a pesar de ya no tener hambre, uno no se puede negar
a seguir comiendo. Bueno, quizás necesitamos algunas reservas para mañana. Debemos cruzar un
paso en altura.
22.1.2009. DIA 6.- Antes del éxito los dioses han puesto el esfuerzo. Vamos subiendo. Salimos
temprano para poder llegar antes del calor de medio día al valle vecino. Al comienzo caminamos
nuevamente por caminos de ganado a través de la selva de robles y araucarias.
La pendiente es fuerte, por suerte vamos por la sombra.
¡Pobre Perlita! Por lo menos encontramos a orillas del arrollo una mancha de pasto realmente
intocada. Llegamos al límite vegetacional de los árboles, luego también desaparecen los arbustos,
queda solo ripio y flores. Ganamos la primera vista andina.
En el horizonte el glaciar de la Sierra Nevada y el sobresaliente cono volcánico del
Lonquimay, abajo el "Valle de los Mamut". En el portezuelo descansamos para luego volver a bajar.
Jorge conoce las mejores vertientes. Hay una luego después del portezuelo. Descansamos otro
poco y disfrutamos de la vista hacia delante.
Las rodillas de Ramona no se deben sobrecargar. Me preocupa la bajada.
Vamos a ser consecuentemente cuidadosos. Pero primero tomamos el energético
local y también Perlita se alimenta.
Después de la vertiente la bajada es abrupta. ¿Perlita realmente bajará por ahí?
Sí pues, y bien. Una vez más estamos demasiado preocupados de nosotros mismos
para acordarnos de sacar fotos.
Quedan sólo las imágenes en la memoria. La bajada siguió difícil pero llegamos
abajo sin novedad, pasamos por una bella cascada y llegamos al otro lado del
valle al refugio de Patricio - o por lo menos el refugio está al lado del
corral de chivos de Patricio. Aquí nos quedaremos unos días.
¡Sorpresa! Merecemos una "Cena Alemana". Hay longaniza con chucrut y una sombra
para dormir una intensiva siesta.
Tenemos tiempo para observar las actividades del valle. Como en toda esta cordillera,
los caballos andan sueltos y se las arreglan solos.
Observamos nuevamente cómo los animales, a medida que van comiendo, van en una formación
defensiva. Se come en una especie de "barrera de carros". Cada caballo se orienta hacia
una dirección diferente y un animal hace de guardián. Cuando el negrito chico esté de
guardia, mejor que no se asome el león.
En la tarde iremos a visitar una terma. Así es como hay que llevar ¡toalla de baño!
Nunca se nos ocurrió que en plena cordillera íbamos a necesitarla.
El camino a la terma baja por una fuerte pendiente. Eso nos quita las esperanzas de
llegar recién bañados y liberados del sudor de vuelta al campamento.
Nos encontramos con personas. En la terma está descansando una patrulla de policía a
caballo. Así estamos bien cuidados para disfrutar nuestra estadía en el baño. El agua
sale tibia de una grieta en la roca y escurre hacia un pozón que no está a la vista de
cualquiera.
Después de finalizar nuestro baño, tratamos sin éxito de convencer a Jorge que se bañe.
Más tarde vamos a saber que está mal del estómago y Ramona va a tener la oportunidad de
demostrar sus habilidades curativas.
Recién bañados subimos nuevamente por el angosto y polvoriento sendero hacia el campamento.
De repente escuchamos pisadas de caballo. La mirada de Jorge nos revela preocupación.
Nos salimos del camino y escondemos detrás del próximo árbol. Llega un caballo y para:
¡Hola Perlita! ¿También te querías bañar? Ya es tarde, vamos de vuelta.
Valencita evidentemente se alegra mucho de que Jorge pudo detener y llevar de vuelta a
Perlita.
El refugio es habitado por un cuidador de chivos con el cual compartimos nuestra merienda.
Agradecido nos deja cocinar en su cocina y usar sus asientos.
Después de este acontecido día no nos podemos quedar dormidos tan luego. Ambos perros
guardianes cuidan la estancia para que nadie se acerque. Por lo tanto los ladridos son
largos e intensos cada vez que se acercan los caballos a curiosear quién armó carpa en
sus dominios. Los perros aquí están muy bien entrenados especialmente respecto de los
animales.
Con los humanos (de los cuales se consideran encargados de cuidarlos) son tan amistosos,
que hasta Ramona olvida su miedo a los perros.
23.1.2009. DIA 7.- Dia de descanso y reposición de víveres.
Después del desayuno vamos a visitar los dos saltos de agua más arriba en el valle.
Las nuevas provisiones hacen ser más abundante el almuerzo. Doble porción de vienesas
con palta molida, pepinos, ensalada de tomates y pan fresco. El hijo de Patricio parece
disfrutar de andar a caballo y domina bien su caballo a pesar de sus cortos 9 años.
Después de la siesta él y Patricio regresan. Hasta su casa deben recorrer 25 km de camino
agreste, para lo cual van a demorar cerca de 4 horas. Nosotros salimos a pasear con
Valencita y más tarde nos bañamos en el arroyo.
¡Guardian es un héroe! Nuestra presencia por varios días en el refugio ha hecho que
disminuya la cantidad de leña. Jorge subió con los arrieros a buscar leña más arriba.
Cuando les quiero ir a ayudar, los perros tienen la oportunidad de aclarar quién es el
más fuerte. Increíble lo rápido que llegó Guardián a protegernos. No tuve conciencia en
ese momento que quedé en deuda con los otros perros.
24.1.2009. DIA 8. ¡Qué agradable es cuando disminuye la lluvia! Cambió el tiempo.
Corre viento y a cada rato los chubascos remontan el valle.
Todos los animales se escondieron. ¿Adónde fueron? Para nosotros, nada. Una visita
corta al puesto vecino, y seguir esperando. El tiempo mejora. ¿Nos atreveremos a frecuentar
el límite? Está lloviendo menos, y no queremos ser cobardes. Apenas llevamos 10 Minutos de
camino, cuando comienza una lluvia continuada. ¿Volvernos? No. La subida a la cima de los
Andes es soportable y con estas temperaturas no corremos peligro de asorocharnos.
Empieza a hacer realmente frío. Comienza a escarchillar. Como siempre cuando la situación
se pone más crítica, Guardián se "pega" al último de la fila.
Estamos ahora en Argentina. Lamentablemente la visibilidad es apenas de 100m. Volvemos a
Chile y hacemos un pequeño descanso. Para poder masticar las barritas de cereales que
trajimos, debemos primero calentar la boca. La escarchilla nos golpea, las chaquetas
aguantan pero pantalones y zapatos están pasados de mojados. Rápidamente una foto de
recuerdo y a casa se ha dicho.
Valencita cubrió nuestra carpa con lonas y nos espera con un té caliente. Tomárselo y
meterse al saco de dormir. Hacia la tarde la lluvia amaina y nos congregamos en el refugio.
El arriero que fue con nosotros salió nuevamente, a juntar sus animales. Mientras tanto
nos regalonean con pan recién hecho cubierto con crema de palta.
Los zapatos están mojados, sólo tenemos chalas para cambiarnos. Tan lejos de la próxima
zapatería no nos sentimos cómodos teniendo que secar los zapatos al fuego. Nos arriesgamos
( y no nos desilusionamos). Mientras tanto mejora el tiempo. Ojalá mañana no llueva nuevamente.
25.1. 2009. DIA 9. Un día de mala suerte
Buenos días sol! Todo el contenido de la carpa está duro como hueso de congelado.
Nos felicitamos por nuestra decisión antes del viaje de haber comprado sacos de
dormir realmente calentitos, y estamos felices de haber dejado los zapatos cerca
del fuego en el refugio.
Un chivito no está tan contento de haber pasado la noche junto al rebaño en el corral.
Bala por su mamá que está con las otras chivas en la pradera, una mamá que sabe que
cuando desaparece un chivito, no vuelve nunca más. Tengo la oportunidad de recoger
una impresión propia, de cómo se hacen útiles los animales para la alimentación
humana (necesitamos la carne) lejos de la civilización. Lamentablemente no sé hablar
suficiente español para preguntar si al carnear se sigue alguna tradición religiosa.
Sin embargo tampoco me sorprendería si como respuesta a esta pregunta me respondieran
con el ceño fruncido por la incomprensión. Se hace, lo que es necesario y como es
posible hacerlo aquí. Jorge es un experto. El animal está maneado, y con un corte
preciso se corta la yugular, el animal se desangra.
No tengo la impresión que se le hayan causado dolores innecesarios al animal. Dentro
de pocos minutos al animal se le han sacado los interiores, ha sido descuartizado y la
carne embalada en forma segura. Durante el carneo se observan estrictas reglas de higiene.
Mientras tanto el sol está calentando, lo cual nos alegra, queremos seguir viaje hoy día.
Mientras Valencita cocina el almuerzo, se desarman las carpas y se carga Perlita.
Perlita aprovecha el tiempo del almuerzo para meditar intensivamente si como yegua
quiere seguir siendo carguera. La respuesta es obvia y la experimentamos después del
almuerzo.
La pregunta, qué se puede hacer ahora, no corre. Sin caballo nada funciona. Entonces,
Jorge....¡mucha suerte! ¿Y nosotros? Vigilados por los perros, pongo mis zapatos al sol
y salgo a un Safari fotográfico.
A mi regreso, los perros han cobrado su cuenta. Tengo suerte dentro de la mala
suerte, menos mal que a las bestias no se les ocurrió enterrar mis zapatos detras
de las matas, pero un zapato está lleno de un líquido de olor desagradable....
Todo bien. Cerca de las 18:00 horas escuchamos pasos de caballo. Jorge regresa con
Perlita. Niños habían pescado el caballo desconocido antes que pudo abandonar el
valle. La acción de rescate no pasó del todo sin consecuencias para Jorge, se ve
bastante desplumado. Cabalgar entre los matorrales sin pierneras inevitablemente
daña los pantalones.
Para seguir viaje se hizo tarde. Volvemos a poner las carpas, Jorge y el arriero
conversan sobre la pesca, el arriero tiene sólo un anzuelo de punta roma. Jorge
divide su lienza y también se desprende de un anzuelo nuevo.
26.1.2009. DIA 10. Reunión familiar
La Perla todavía está, así podemos seguir viaje. Cruzamos nuevamente una selva
virgen con Robles y Araucarias. En el valle vecino visitamos una hermosa laguna
cordillerana, aquejada por la sequía.
Seguimos valle arriba, pasando por unas pequeñas termas hasta el puesto siguiente.
En el puesto se encuentran parientes de Valencita que se alegran al recibirnos.
Mientras Valencita intercambia las últimas novedades con sus parientes, aparecen
jinetes a la distancia. Cuando éstos se acercan, reconocemos los hijos de Valencita.
Ellos traen nuevas provisiones.
Después que teníamos la conciencia apesadumbrada por haber solicitado el tour con
alimentación, y haberles así quitado la madre a los niños, ahora nos alegramos junto
con todos los demás de que se han podido reunir.
Juntos seguimos cerro arriba a nuestra meta del día, el próximo puesto de veranada.
Allá hay tiempo para conversar, jugar, hacer pan y lavar ropa.
27.1.2009.DIA 11. El día del cóndor.
Éste va a ser el tramo más exigente. Nos levantamos temprano a empacar. Los niños van
a volver más tarde a su casa. Valencita coge un atado de leña y partimos pendiente arriba.
Por suerte el aire aún está fresco. Después de pasar el límite arbóreo cruzamos un mallín.
Alguien construyó, aquí a 2100 m de altura, un cerco. Mientras tanto se tuvo que dar cuenta,
que esta construcción no es posible de mantener. Más arriba hay pasto sólo en manchones.
Entremedio madrigueras de grandes roedores. Estamos en el Reino del Cóndor.
Estas aves parecen ser bastante novedosas, no pasa mucho tiempo hasta que se ve un punto
negro en el cielo. ¡Vimos un cóndor!Bueno, la cosas aún van a ser mucho mejores: parece
ser tan excepcional aquí, que aparezca gente de a pie, que todos los cóndores de los
alrededores llegan volando curiosos y muestran sus piruetas directamente sobre nuestras
cabezas.
Especialmente Jorge y Valencita se alegran por la visita de estas majestuosas aves.
Esto tampoco cambia cuando de repente desaparece Guardián. Sin perro, pero aún con caballo,
transitamos nuevamente en forma binacional. Aquí arriba los límites no tienen ningún sentido.
Breve pausa fotográfica en el hito y seguimos subiendo. Bajo un cielo azul acero se nos
presenta desde la cumbre de los Andes una sobrecogedora vista panorámica.
En el primer plano acarreos en todas las tonalidades entre ocre y rojo, entremedio campos de
nieve vieja y de vez en cuando manchitas verdes. Al fondo la cordillera con los volcanes Sierra
Nevada, Llaima, Lonquimay y Tolhuaca.
La subida valió la pena. El atado de leña que traemos desde la mañana sin embargo nos recuerda,
que no podemos quedarnos mucho tiempo acá arriba. Nuestra meta , hoy día, son las termas de
Pelehue, donde llegaremos avanzada la tarde.
La alegría de ver géiseres activos rápidamente se ve empañada por el intenso olor a
compuestos azufrados. Mientras nosotros hacemos siesta, Valencita no pierde la oportunidad
de darse un baño en las termas. La vista es hermosa, pero el olor a huevos podridos nos
ahuyenta. No queremos alojar acá arriba. Queremos bajar. Parece que la bajada es más
escabrosa de lo pensado. Jorge prové a cada uno de un bastón para caminar.
La intención de este gesto se demuestra rápidamente al bajar por los despeñaderos al borde de
empinadísimas quebradas. Por primera vez en mi vida siento mi rodilla. Parece decirme, "
¡Señor, usted no ha estado atento y me ha sobrecargado sin necesidad indebidamente!"
No podemos quedarnos aquí, por lo tanto debo informar al grupo para que avancemos más
lentamente y procuro apoyarme bien en mi bastón.Al llegar al próximo puesto, tengo la sensación
de que son suficientes las vivencias por del día de hoy. En el puesto no hay nadie, ni animales
ni personas. Seguramente porque no hay agua, se ha secado la vertiente. Casi - Valencita la
arregla de tal manera que es posible obtener con mucha paciencia algo de agua limpia para nosotros.
De repente aparece un caminante. ¿Una persona sola, aquí arriba? ¡Cómo puede ser! Hay una
calurosa recepción. Jorge Junior, el hijo mayor de Valencita, nos ha salido a encontrar.
¡Qué alegría! Mucho tiempo no tenemos hoy para conversar. Después de la cena caemos como
muertos a dormir en nuestra carpa.
28.1.2009. DIA 12 Ahora seguimos bajando.Me cuido de no sobrecargar mi rodilla; ya que el
grupo se adapta a mi velocidad, después de una hora de camino llegamos abajo al valle
sanos y salvos.
Tenemos tiempo y decidimos hacer una corta excursión al valle lateral. Muy precisamente a
tiempo a medio día llega Patricio con nuevas provisiones. Para mí es realmente inquietante
la seguridad con la cual nos sabe encontrar en estos despoblados.
Después del almuerzo Patricio se debe despedir de nosotros. Mañana le toca guiar a otro
grupo. Nos indica que su esposa arreglará todo para que nos vengan a buscar y llevarnos
de vuelta a la hostería el último día. Le agradecemos su ayuda y prometemos permanecer en
contacto. Jorge Junior regresa con Patricio, nosotros disfrutamos otro rato de la sombra.
De repente se observan movimientos. Perlita nuevamente se está dedicando a su trabajo a
tiempo parcial de entretenernos. La dama a pesar de estar maneada se las arregló para
avanzar silenciosamente hasta la próxima pendiente. Ese no es lugar para caballos maneados...
Por lo tanto se termina el descanso, cargamos y seguimos. Después de una hora nos encontramos
con Jorge Junior. Mientras tanto ha pescado 3 hermosas truchas, el río es ideal para la pesca,
a mí no me para nadie, pero con mi spinner gigante no puedo competir contra la mosca de Jorge
Junior. El próximo descanso queda más abajo a orillas del río. Plantar carpa, sacar la caña
para pescar - pero tampoco aquí pican las truchas todo el tiempo. Debemos contentarnos con lo
ya pescado.
Esta va a ser nuestra última noche en ambiente silvestre. Después de la cena disfrutamos con
Ramona una vez más el cielo incontaminado por luces ajenas. ¡Sólo estrellas!
29.1.2009. DIA 13. ¡Vuelta a la civilización!
El camino se va haciendo más ancho, más polvoriento, y en algún momento transitable para
vehículos motorizados.
Asoman las primeras casas y arribamos nuevamente al puesto de policía.
Cinco caminantes y un caballo anuncian su regreso desde la zona limítrofe. De aquí no es
lejos a la casa de veranada de Jorge. A la hora de almuerzo hoy día nos sentamos en sillas
verdaderas alrededor de una mesa. El vecino trae un chivito. El animal nos da pena. Ramona
hace serios planes para soltarlo en la noche.Más tarde hacemos una "competencia de pesca".
Jorge Junior sin mosca pero con el cebo especial de Jorge, tarra y palito de colihue contra
Jan Kabus con caña y spinner. La primera trucha me la gano honradamente con un tiro de
precisión bajo las ramas de un arbusto sobresaliente. Y eso fue, por lo menos en mi caso.
En realidad no se necesita un apero de pesca caro. Con la ejercitación correspondiente y tarra
y palito de colihue es totalmente suficiente para pescar en el río de cordillera, para tirar con
exactitud y manejar el cebo con destreza. Jorge Junior pesca 4 hermosas truchas.
La cena está asegurada. El chivito aloja en el galpón.
30.1.2009. DIA 14. Día de Descanso.
Transfer a la casa de Jorge. Todos se sientes alegres y aliviados. Los niños están
felices de tener de vuelta a sus padres, la tía de Patricio, que se había quedado
cuidando a los niños, está contenta de poder entregar nuevamente esta responsabilidad,
Jorge está feliz de habernos traido de vuelta sanos y salvos, y nosotros nos alegramos
de reencontrarnos con Guardián. Como esperado, encontró solo su camino de vuelta a la
casa. Hay sopa, ensalada y zapallitos italianos rellenos. Después de la siesta recorremos
con los niños los alrededores de la casa. Para los niños lo primero es ir al río. Ya que
parece que nos debemos entretener otro rato, subimos a conocer una roca de basalto que
queda en la ladera más arriba. En el camino hacia allá nos asalta nuevamente la conciencia
el hecho de cómo acá, en poco tiempo de ocupación humana, ha avanzado irrecuperablemente la
erosión del suelo. Cuando llegamos a la casa, está carneado el chivito.
31.1.2009. DIA 15. Regreso.En la noche nuevamente hizo frío. Demora el sol en iluminar el
valle y secar la carpa congelada. ¡Ojalá esta helada no haya dañado demasiado las papas!
Los niños ayudan a desarmar la carpa. ¡Sorpresa! Uta nos viene a buscar. ¡Qué alegría! Así
también nos es más fácil la retroalimentación respecto al transcurso del viaje y poder
expresar nuestros agradecimientos a la familia que nos recibió contanto cariño. Estamos
profundamente impresionados de la tremenda buena voluntad y la grandeza humana de nuestros
anfitriones. La despedida por suerte es rápida. Jorge Junior viene con nosotros hasta Lonquimay.
Nosotros seguimos hasta la Suizandina y nos depedimos de Uta. Gran expectación a nuestra llegada
a la Suizandina. Por supuesto ahí están nuestras cosas y la pieza nos espera. Disfrutamos de la
ducha.¿Cómo podré leer mi correo? Hasta la biblioteca en Malalcahuello es un camino de una hora,
el cual recorremos a pie por el borde de la carretera. Lamentablemente se encuentra cerrada por
haber cambiado su horario. Una pena. Volvemos en bus a la Hostería.
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© jk 2009